Ninguno es ajeno al materialismo que nos produce esa frustración de no tener lo que el sistema de este mundo dice que mereces y que nos dice que debemos tener más y más.
Ese deseo y lujuria de llenar el vacío sin fondo del corazón bien me hace recordar que «el ojo nunca se cansa de ver, ni el oído de escuchar».
El materialismo en cualquier grado nos hace menospreciar la Gracia de Dios, de todo aquello que nos da sin que los merezcamos, primeramente la salvación y el poder hoy ver aunque borroso el valor y el sacrifico de Cristo.
Nos hace menospreciar su misericordia infinita, nos hace desviar la mirada y perder de vista la confianza plena en Él; nos hunde en una Confianza o Falsa Sensación de Seguridad entonces cuando pasamos por el Valle de Sombras y Muerte no entendemos nada.
No sabemos cómo reaccionar y generalmente nos descarriamos, vemos la fidelidad y la fe como algo tan lejano a nosotros.
La seguridad se hace distante y nos sentimos desamparados y en la desesperación, tristeza y dolor hacemos lo contrario a lo que en otro tiempo cantamos a toda voz en la reunión de nuestra iglesia, culpamos a Dios.
Generalmente esto sucede cuando en medio de esa Falsa Seguridad y Confianza nos creemos Justos delante de Dios, y comenzamos a pensar como el mundo, pensando que merecemos todo y más.
Pero el libro de Job nos muestra varias cosas interesantes sobre ese Valle de Sombras y Muerte inexplicable que “no merecemos»
Recuerdo haber leído en alguna parte que «el dolor es el megáfono con el que Dios le habla a un mundo sordo y necio«.
Y es que en medio de la abundancia todos nos sentimos tan confiados y hasta nos jactamos diciendo que estamos «bendecidos » que no vemos que quizás estamos cayendo en la falsa seguridad y confianza.
Has escuchado ese dicho que reza «el que llena la barriga se olvida del que no come» nosotros tenemos esa tendencia en sumergirnos en nuestra abundancia y materialismo, tan profundamente que se necesita de una gran Madurez Espiritual y una Iluminación del Espíritu Santo para en medio de tantas cosas y abundancia Glorificar a Dios Y usar esto bíblicamente: ser aún más dadivosos, generosos y bondadosos con el necesitado. (2 corintios 9:7 / Lucas 630 / Lucas 6:38 / )
Cuando entendemos que a veces el enemigo ofrece toda la abundancia de este mundo (Mateo 4:8-9) y que no todo lo que brilla es oro, y que a veces Dios no quiere darte esas cosas que tu corazón desea para que no te desvíes del camino, un ascenso, una nueva casa, un nuevo empleo, oportunidad de negocio, etc.
No se trata de ser todos pobre y miserables, se trata de disfrutar la libertad que tenemos en Cristo, pero guiados por el Espíritu Santo siempre centrados en la voluntad de Dios.
Teniendo el discernimiento y la seguridad en que eso que está llegando que parece algo tan bueno y es tan tentadora-mente bueno venga de parte de Dios.
Dios en medio de la prueba o la calamidad como quieras llamarla, y en medio de nuestro clamor nos revela que su voluntad no cambia por nuestro capricho, y mucho menos porque creemos no merecer las consecuencias de nuestros errores.
Nos deja ver que podemos hacer miles de cosas pensando que con nuestras obras vamos a ganar el Reino o vamos «mover a Dios» Y esto es de nuevo menospreciar la Gracia y el Sacrificio de Cristo en la cruz, reduciendo la fe y la esperanza en el pacto y la promesa a Religiosidad.
Menospreciamos lo que Dios nos da por misericordia y nos creemos con el derecho de cobrarle a Dios, de exigirle algo en parte pago porque «nos hemos portado bien» o porque nos sentimos «buenas personas» Y la verdad que enseña su palabra es que no es deber ni obligación de Dios, es su Gracia y Misericordia.
No debemos seguir a Dios por Mercadería, no damos gracias para esperar que venga más, no lo hacemos para que venga la «bendición «; a Dios No se le puede comprar. Él es digno y nosotros no merecíamos nada, nos esperaba lo que al mundo le espera, muerte eterna.
¿Por qué el rico es rico y el exitoso se ve tan feliz y pleno?
El mundo vive por y para el placer. El mundo solo tiene esta vida para ser feliz y hará lo que sea por tener esa felicidad y plenitud que al final de los tiempos o incluso en esta vida solo tendrá una paga, la destrucción.
El mundo nada agradece a Dios (Romanos 1:21-25). Nosotros en cambio debemos dar gracias a Dios por todo, viviendo para la piedad y siendo conocidos por el amor que existe entre nosotros sus hijos.
Seamos realistas, la mayoría de los cristianos no puede vivir agradecido porque hemos dejado que el enemigo nos impresione con el materialismo. Jesús nos advirtió que «no se puede servir a dos Señores, a Dios Y a las Riquezas (Mateo 6:24-34)»
Jesús sabía lo poderoso que es el dinero y las riquezas que las llamó Señor y es que son del dios de este Siglo. Y hemos dejado que entre en nuestros corazones y nos ha hecho profundamente Materialistas y Egoístas. Es nuestro deber vencerlo y vivir plenamente agradecidos.